Vuelo cancelado

Miras el metar, miras el Taf, hay viento si, pero muy encarado y dentro de límites...

Antes esto me enfadaba, ahora no...

Cuando comienzas el PPL, tienes un ansia increíble por volar, saldrías a volar aunque te dijesen que no tienes ni combustible. Es normal.

En mi caso ya he pasado ampliamente de las 100 horas de vuelo, y comienzas a tomarte las cosas de otro modo, ya sabes lo que es volar con turbulencia, lo que son los aterrizajes con fuerte viento cruzado y aunque de vez en cuando es incluso necesario volar así, lo cierto es que durante un curso de vuelo instrumental resulta muy incómodo volar en un día malo. Pensad que en el vuelo instrumental no miramos fuera del avión, es decir, vamos casi la totalidad del vuelo mirando dentro y soportando los saltos y virajes sin despegar la mirada de los aproximadamente 8 relojitos o instrumentos que llevamos en el avión.
Para que os hagáis una idea, imaginad ir en coche leyendo mientras subís un puerto de montaña con sus curvas...es mareante completamente. Y eso sólo en condiciones normales, ahora sumadle los saltos provocados por las turbulencias. Tu cuerpo termina agotado.

Al final, cuando te cancelan los vuelos, sientes algo de decepción, pero te programas el día, hay mil cosas que puedes hacer y lo primero es volar ese vuelo en el simulador, total, la silla no pega saltos. Algo por recoger en la casa, limpiar, un poco de ejercicio o escribir una entrada del blog...hay tarea para rato, ocupar los tiempos muertos en estos casos es importante para no acabar frustrado y enfadado con la cancelación del vuelo. A fin de cuentas, ningún piloto quiere salir a volar para arriesgar innecesariamente su vida, es mejor quedarse en tierra y esperar otro día mejor.

En unos días, tengo el próximo vuelo programado, a ver si hay más suerte.

Buenos vuelos, a los que hoy hayáis podido volar.

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