La fatiga en la aviación, las nuevas normativas pueden salvarte el día

Cómo Afectan las Nuevas Normativas de Gestión de Fatiga a la Vida de los Pilotos

Como pilotos, todos sabemos que una de las mayores preocupaciones en nuestra rutina diaria no es solo la seguridad del vuelo, sino también nuestra propia capacidad para mantenernos en forma mental y físicamente. Volar no es solo una cuestión de técnica, sino de estar en el mejor estado para tomar decisiones rápidas y precisas en el aire. Y aquí es donde entra la gestión de la fatiga.

En los últimos años, hemos visto cómo la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) y otras entidades regulatorias han comenzado a implementar normativas más estrictas en cuanto a la gestión de la fatiga. Si bien a muchos nos puede parecer que estas regulaciones son solo otro obstáculo burocrático más, en realidad, están diseñadas para protegernos a nosotros y, por supuesto, a nuestros pasajeros.

¿Qué es la fatiga?

Antes de entrar en detalles, aclaremos qué significa realmente la fatiga. No estamos hablando solo de sentirnos cansados o somnolientos. La fatiga es un estado en el que tu capacidad cognitiva y física disminuye drásticamente debido al agotamiento, ya sea por falta de sueño, horarios irregulares o simplemente por la acumulación de días intensos de trabajo. Este estado afecta directamente a la toma de decisiones y puede ponernos en situaciones peligrosas.

Las normativas que todos debemos conocer

Uno de los cambios más significativos en las normativas de la EASA es el FRM (Fatigue Risk Management) o, en español, Gestión del Riesgo de Fatiga. Este conjunto de reglas pretende hacer más estrictos los límites de tiempo de vuelo, el descanso obligatorio y la evaluación de riesgos en base a las circunstancias específicas de cada operación.

Algunas de las pautas clave que los pilotos debemos tener en cuenta:

Máximo de horas de vuelo por día: La EASA limita las horas de vuelo diarias a 13 horas, pero este límite puede disminuir dependiendo de las condiciones de trabajo (vuelos nocturnos, cambio de zonas horarias, o en mi caso, realizar varios vuelos al día...). Si haces un vuelo que empieza de noche y se extiende hasta la madrugada, ese límite podría reducirse hasta 10 horas.

Descanso obligatorio: Ahora tenemos más flexibilidad en la programación de descansos, pero al mismo tiempo, hay una estricta obligación de cumplir con los periodos de descanso entre turnos. Esto significa que la planificación del descanso es tan importante como la planificación del vuelo.

Control de la fatiga: Muchos operadores ahora requieren que los pilotos reporten cualquier síntoma de fatiga, incluso si piensas que no afectará tu capacidad para volar. Aquí entra en juego la honestidad con uno mismo. Si no te sientes apto, debes informar sin miedo a represalias. Y también es fundamental que tú te esfuerces en descansar de un modo adecuado. No tiene sentido llevar una vida de locos, y luego darse de baja por fatiga

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Consejos prácticos para mantenerte en forma

No todo es seguir las normativas al pie de la letra. También hay mucho que podemos hacer nosotros para gestionar nuestra propia fatiga. Aquí te dejo algunos consejos prácticos que, aunque parecen básicos, son extremadamente efectivos:

1. Prioriza el sueño: Parece obvio, pero muchos de nosotros no dormimos lo suficiente antes de una rotación. Intenta dormir al menos 8 horas, y si tu jornada empieza temprano, prepárate la noche anterior para evitar prisas y estrés matutino. Puedes compensar con alguna siesta si es necesario, para recuperar algo del cansancio y cumplir con esas 8 horas. 


2. Hidrátate y aliméntate bien: Mantén una dieta balanceada y bebe agua durante el vuelo. Esto ayuda a mantenerte alerta, y a evitar el bajón energético que suele venir con comidas pesadas o poco saludables. Veo a muchos compañeros que apenas beben en días de vuelo superiores a 10 horas, el cuerpo acaba bastante deshidratado en esas circunstancias. Y recuerda que bebidas como el café, te harán ir más al baño y harán que te deshidrates más rápidamente.


3. Escucha a tu cuerpo: Cada piloto es diferente. Algunos pueden manejar mejor los vuelos nocturnos que otros, y está bien admitir que no todos los turnos son ideales para ti. Si sientes que un horario en particular está afectando tu rendimiento, busca soluciones. En mi caso, he decidido volar de mañanas, y eso que odio madrugar, pero he descubierto que dadas mis circunstancias, descanso mejor. Tendrás que encontrar tu mejor horario y adaptarte en todos los sentidos a éste.


4. Desconecta después del vuelo: La fatiga no solo se acumula por horas de vuelo. El estrés también juega un papel clave. Después de un turno largo o complicado, desconectar mentalmente es tan importante como el descanso físico. Encuentra lo que te relaje y hazlo parte de tu rutina. Hacer algo de ejercicio es probablemente el mejor consejo, pero no el único, ¿Qué me ayuda a mi a desconectar? Hazte esta pregunta constantemente. Habrá momentos en los que sentarte en una silla de playa a leer un libro, será tu mejor plan para olvidarte por un momento del mundo.




Las nuevas normativas sobre la gestión de la fatiga buscan algo muy simple: que podamos hacer nuestro trabajo de forma segura y eficiente sin comprometer nuestra salud ni la seguridad de quienes nos acompañan en cada vuelo. No es solo una cuestión de cumplir reglas, sino de entender que la fatiga es real y puede afectarnos en cualquier momento.

Recuerda, si no estás al 100%, no vueles. Así de simple.

¿Qué opinas sobre estas nuevas regulaciones? ¿Crees que realmente están ayudando o a veces sientes que son solo un impedimento más? Déjamelo en los comentarios, y comparte tu experiencia.

Espero que este artículo te ayude a entender mejor cómo podemos, como pilotos, gestionar la fatiga de manera más eficiente. Al final del día, nuestro bienestar es tan importante como la seguridad del vuelo.

Buenos vuelos! Y siempre descansados!

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