Noche de tormenta en Barajas


Iba a ser una noche normal...intuía la posibilidad de que cayesen unas gotas, pero decidí llevar la americana del uniforme y nada más...y en qué hora.

Mi turno se planteaba tranquilo, con llegadas por coordinar, pero al poco me mandan a hacer llegada y salida del vuelo a Turín de BlueAir. Sin problema, preparo los papeles y me voy a ver a Silvia, la representante de la compañía. 

En cuanto llego a la puerta de embarque nos topamos con el primer problema...la zona de la puerta de embarque está en obras y es imposible embarcar desde allí. Unas llamadas y cambiamos la puerta de embarque, con unos pasajeros algo enfadados por el cambio. Nos vamos todos a la nueva puerta de embarque. 

El ambiente está algo tenso, el avión llega con algo de retraso, los pasajeros han tenido que cambiar de puerta y hay un pasajero especialmente conflictivo con la representante.

El avión llega y todo se pone en marcha, me presento a la tripulación y les pido los datos de combustible para repostar y para mandarlo a hojas de carga. Todo va avanzando con normalidad. El embarque comienza y a los pocos minutos escucho por la emisora "Atención a todos los coordinadores: estamos en alerta por tormentas." 

Tienes un segundo en que tratas de pensar mentalmente en qué supone eso para la operación, y para ti. El siguiente segundo lo pasas pensando en que no llevas el chubasquero ni tampoco el abrigo...y este pensamiento ya te acompaña todo el rato.

Bajo a la pista...no hay casi viento, no llueve y si es cierto que en la zona norte se intuye la tormenta. Mientras el pasaje embarca, me informa la representante de que tenemos un Slot (retraso) de aproximadamente una hora y media, hasta las 12 de la noche, debido a la tormenta.

Poco a poco y como un dominó, por radio se va escuchando la misma historia en el resto de vuelos, durante un periodo de una media hora ningún vuelo se mueve ni despega. Los rayos ya son bien visibles y espero en el coche con el avión completamente listo para salir en cuanto lo autoricen. 

"Atención coordinadores, el aeropuerto está cerrado y no se permite ninguna operación" yo estaba en el coche y comenzaban las primeras gotas. Minutos después se escuchaba por la emisora que los comandantes decidían cancelar el vuelo y desembarcar el avión. Mi vuelo seguía esperando al igual que otros muchos.

Curiosamente, en la peor parte de la tormenta sobre el aeropuerto, comienzo a ver aviones despegando hacia el sur. Algún coordinador pregunta por esos aviones y les responden que es a decisión de la tripulación salir o no así.

Yo espero dentro del coche esperando que mi vuelo no decida irse en mitad del diluvio...y es durante ese pensamiento cuando veo que se encienden las luces anticolisión del avión...las miro entre incrédulo y mosqueado...abro la puerta del coche, sabiendo que diluvia. Me acerco al avión y el comandante me dice en inglés que salimos en 5 minutos...

Aviso al conductor del push-back para conectar el tractor al avión y trato de aguantar el tipo debajo del finger, aunque en los 30 segundos que pasé desde que salí del coche hasta que me medio refugié debajo del finger, ya tenía los pies calados, la cara llena de agua y la americana chorreando. No me lo podía creer...sabía que en un par de minutos tenía que sacar el avión y que eso suponía aguantar bajo el diluvio más de 5 minutos. 

Señal del comandante, estamos listos y aproando al norte...me mira con cara de..."te vas a poner fino con la que está cayendo..." Salgo de debajo del finger y comienzo a andar junto al avión mientras el diluvio cae sobre mi. Piso sobre una enorme balsa de agua y avanzo al ritmo del avión.  En pocos segundos me toco el pelo y es como si estuviese dentro de una ducha...

Intento torpemente coger el móvil para grabar algo, pero con la pantalla mojada y los dedos chorreando no consigo ni desbloquearlo...hago malabares para tratar de secarme los dedos con la camisa porque la americana está empapada y consigo a duras penas grabar unos segundos de toda esa locura.

 Al desconectar el push-back, voy corriendo a quitar el pin y cerrar el registro de los cascos. Le enseño el pin al comandante y con un gesto se despide para que pueda salir corriendo al coche y no seguir empapándome. El conductor del push-back me dice que ha estado apunto de grabarme porque era impresionante verme con el diluvio y aguantando el aguacero. Le devuelvo el pin del avión y corro al coche.

Cuando llego al coche...me doy cuenta de que es como si me hubiera lanzado a una piscina con ropa. No hay una prenda ni una parte de mi a la que no haya llegado el agua...un show...hubiera sido más fácil ponerme un bañador que un chubasquero.

Veo como el avión se va y me quedo unos segundos en el coche...como pensando en lo que acababa de ocurrir. Decido volver a la oficina de coordinación y voy directo a secarme un poco la cara. Verme debió de ser un espectáculo. A veces desde dentro no se es consciente de cómo está la meteo fuera, pero cuando entré chorreando creo que todos alucinaron. 

El jefe de turno me pidió que me quedase, la noche se planteaba larga, aviones desviados por toda la península que tenían que ir volviendo poco a poco, otros cancelados o pendientes de salir desde Madrid. Los teléfonos arden en la oficina, cada vez que un teléfono se cuelga, suena de nuevo. Miraba alrededor a mis compañeros y a los supervisores...lo cierto es que iba a hacer falta gente allí.

Una hora después comienzan a llegar los vuelos desviados, es aproximadamente la 1:30 y parece que poco a poco la meteo da una tregua, me mandan a una llegada de Palma, en tierra apenas hay gente disponible y se hace lo que se puede con lo que se tiene. El comandante me comenta que a ellos directamente les han impedido salir de allí porque a esa hora ya estaban desviando vuelos de Madrid. 

A las 2 vuelvo y me voy al jefe de turno, parece que se pueden ir apañando y alguno nos marchamos a esa hora, otros se quedan a recibir otros vuelos que aún no han llegado. 

Llego a casa y aún llevo la americana mojada, los pantalones y los zapatos húmedos y estoy cansado. Pero me alegra haber aportado mi granito de arena para ayudar en un día que se podía haber puesto muy muy feo, pero que afortunadamente quedará como una tormenta sobre Barajas, que nos puso a todos a prueba. Estamos listos para la siguiente. 

Buenos vuelos, pero mejor sin tormentas.

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