Dedicado: A los que volaron más alto

Recientemente ha sido noticia el triste accidente de ultraligero ocurrido en Garray (Soria) en el que dos personas han perdido la vida en las inmediaciones del campo de vuelo.

Precisamente estas dos personas asistían a visitar y disfrutar del campeonato nacional de ultraligeros. Donde se reúnen los pilotos de ultraligero más avanzados para competir en diferentes pruebas a lo largo del fin de semana.

Como es normal, el campeonato se ha suspendido en señal de duelo.

Lo primero, destacar mi pésame a los familiares y amigos de las víctimas y a los compañeros del campo de vuelo de Olocau (Valencia) del que provenían.

Desde mis inicios en el mundo del ultraligero, una de las primeras cosas que más me chocó fue la más que evidente carencia de formación, tanto a nivel teórico, como a nivel de vuelo...

Si acudimos a la normativa, encontramos el primer error grave que afecta a la seguridad en esta modalidad de vuelo deportivo. La legislación permite a un alumno presentarse a un examen de vuelo con tan sólo 10 horas de vuelo. Por hacer dos comparativas rápidas, para el carnet de conducir suelen ser necesarias unas 20 horas y para la licencia de piloto privado son 45. No parece lógico por tanto, que en 10 horas de vuelo, una persona pueda estar preparada para enfrentarse a prácticamente los mismos peligros en vuelo que un piloto privado, sin embargo la diferencia sea de 35 horas entre uno y otro.

Ya tenemos el primer error grave, lamentablemente no es el único, continúo...

Sigo con la legislación vigente, una normativa nacional, que se remonta a un año en el que yo...no había nacido...sin embargo hoy en día, algunos de los ultraligeros disponen de tecnología más puntera que una avioneta de aviación general, incluso prestaciones en velocidad y rendimiento de performances muy superior a los aviones que se suelen usar en la mayoría de escuelas de piloto privado. La duda se hace inquietante...normativa obsoleta más aviones muy actuales...el resultado es pilotos al mando de aeronaves para las que no están preparados para volar.

No puedo pasar por alto antes de terminar de hablar de la legislación, de lo relativo al sílabus de enseñanza...si es que eso existe o si es que eso se utiliza...
En la aviación general y comercial, todo el material de enseñanza está organizado y estipulado por el sílabus, que no es más que una guía a modo de índice en el que se marcan los temarios a impartir y se guía sobre las maniobras en vuelo. Este aspecto es muy ambiguo en el mundo del ultraligero. Para abrir una escuela de ULM, es requisito presentar un sílabus (de cosecha propia o copiada de la escuela de al lado) el cual, difícilmente se cumple o se sigue en la gran mayoría de los casos y ojo, los que deben y los que no deben de darse por aludidos por ciertas "acusaciones" bien saben en qué grupo deben incluirse.

Terminada, a grandes rasgos, la crítica hacia la normativa, viene el momento de hablar de los instructores...

Como en toda empresa y como en todo negocio, se está para ganar dinero, y eso, está bastante claro. El problema suele venir cuando nos encontramos con un gerente/instructor/comercial de la escuela...mínimo gasto, máximo beneficio, ¿o no?
Los instructores, en su gran mayoría (y vuelvo a generalizar, aún sabiendo que hay muchos que no) tienen una edad relativamente avanzada, superior a los 50 años, no suelen poseer licencias superiores, es decir, PPL, CPL, ATPL, etc...unos conocimientos teóricos muy justos y unas dotes psicopedagógicas en ocasiones, nula.
De los creadores de "la letra con sangre, entra", nacen los instructores de "esto se vuela, así"
Probablemente sea incluso por encima de la normativa, el problema más grave que existe en la aviación ultraligera, los déficit de formación de alumnos e instructores.

Pero, todo piloto y todo instructor, debe en algún momento enfrentarse a un examinador de vuelo...
¿Y quién es esta figura exactamente? Es ni más ni menos que el último filtro antes de que una persona obtenga su licencia de piloto o su habilitación de instructor de ultraligero. Es la persona responsable de poner a una persona a volar o de darle la posibilidad de enseñar a otras personas.
Una persona de la que se cabe esperar un alto sentido de la responsabilidad, compromiso con la formación y sobre todo amplia visión de la seguridad. Una persona que hasta hace bien poco realizaba los exámenes desde el suelo con un walkie, sin subirse a ningún avión u autogiro agarrándose a la obsoleta normativa de la que ya he hablado. Pero no acaba todo ahí, y quiero ser comprensivo con ellos, una persona que se sube a examinar a un alumno y que a punto está de matarse con el alumno, probablemente por una baja e insuficiente experiencia del alumno y por la mala e insuficiente calidad del instructor (sí, este es un mensaje directo)

Por tanto, y para terminar...queda mucho por hacer para evitar que estas cosas se repitan con asiduidad, especialmente con la llegada del buen tiempo, que es cuando más se vuela.

Y de regalo, unos consejos que lanzo al aire... Mejor legislación, mayor control sobre alumnos, instructores y examinadores, cursos de refresco teórico y práctico para todos (a bajo precio y obligatorios), más persecución a las personas que se atreven a volar sin licencia, inspecciones de aeronavegabilidad veraces, legales y seguras...¿sigo?, creo que con eso ya va para años de cambios...

Ojalá, con el tiempo, me vea obligado a escribir, que todo lo que hoy escribo, ha cambiado a mejor.

Buenos y altos vuelos compañeros! Volad alto y cuidad de nosotros.


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